sábado, 4 de diciembre de 2010

Barbie



Recuerdo más o menos que a la edad de 5 años, el 6 de enero de 1996, los reyes magos llegaron a mi casa, y en esa ocasión me trajeron una Barbie. Esta muñeca me gustaba mucho porque veía como las promocionaban en la televisión, donde también tenía accesorios de belleza con los cuales se podían peinar, maquillar, cambiar y además a veces también incluían: su recamara, su cocina etc. También, en Tenango del Valle, ciudad donde vivía, vendían otras muñecas parecidas en los puestos de juguetes, pero eran de plástico no muy resistente y nada más se doblaban, y esas a mí no me gustaban pues yo quería y pedía una Barbie. Esta era de un material resistente y me duraría mucho tiempo, pero tenía un problema: venía sólo con un vestido, lo cual a veces me aburría porque no tenía otra ropa para cambiarla. Entonces, esto me hizo investigar en la plaza si vendían ropa para las muñecas y así fue. Recuerdo que cada vez que me regalaban 2 o 3 pesos los iba juntando, y cuando llegaba el día domingo, iba con mi mamá al mercado para aprovechar y comprarle zapatos, vestidos, bolsas, ligas y cepillos de peinar.

Así jugaba con más gusto, aunque claro, llegaba el momento en que perdía lo que compraba, de esta manera entro en mí esa necesidad de tener dinero y guardarlo para cuando llegara el fin de semana, poder comprar lo que le hacía falta a mis muñecas.

Elizabeth Almeida Mendoza (Estudiante de la Licenciatura en Educación, 19 años).

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