martes, 7 de diciembre de 2010

Bicicleta



Estamos condicionados para pertenecer al sistema capitalista desde nuestro nacimiento. En mi vida, lo empecé a ver mejor desde que tenía como seis años, porque me di cuenta que sólo trabajando es cómo logramos obtener algún beneficio económico, el cual satisface nuestras necesidades.

Relaciono la imagen de una bicicleta con el sistema capitalista porque cuando tenía seis años, yo quería tener una debido a que todos mis amigos tenían la suya. Fue entonces que decidí pedirle a mi papá que me comprara una. Finalmente, después de tanto insistirle, me la compró.

Ya que había obtenido la bicicleta, aparte de servirme como un juguete con el que me divertía mucho, también la ocupé como un instrumento de trabajo que me permitía obtener beneficios económicos, ya que casi todos los “mandados” que le hacía a la vecina y en ocasiones a mis padres, se los cobraba.

También, recuerdo que en una ocasión fui contratado junto con mi grupo de amigos que teníamos bicicleta, por un Señor que tenía algo que ver en la campaña política de un presidente municipal, para que repartiéramos publicidad electoral y como es obvio, no lo hacíamos de a gratis porque nos interesaba recibir dinero a cambio, y tener recursos económicos para comprar accesorios a nuestras bicicletas (antenitas, foquitos, espejos, diablos, etc.). El dinero obtenido, solo nos servía para estar dentro del ciclo del sistema capitalista ya que lo ocupábamos para consumir cosas. Nuestra fuerza de trabajo solo era cambiada por un salario.

Yo creo que el trabajo asalariado mueve todo porque nos permite satisfacer nuestras necesidades.

Juan David Valdes Juarez (Estudiante de la Licenciatura en Educación).

lunes, 6 de diciembre de 2010

Nokia 5125



Yo elegí esta imagen porque considero importante demostrar que representó mi primera experiencia capitalista, es decir, siendo que el capitalismo es un sistema que tiene como base la adquisición de cosas materiales, y por lo tanto, es el fin último de las personas. Es por ello que, con el avance de la tecnología, hemos logrado adquirir cosas impresionantes, como la imagen que presento (celular Nokia, modelo 5125), el cual salió a la venta en el año 2000, y me lo obsequiaron al siguiente año (2001) cuando yo tenía 8 años de edad, y fue impactante, pues nunca me había imaginado tener un aparato que sirviera para comunicarme con otros, no solo verbal, sino también de manera textual (famosos mensajes de texto), y no solo eso, también me sentía orgullosa, porque estaba a la moda, y tenía un objeto que muchas personas no, y eso me hacia sentir importante. Fue una experiencia capitalista inolvidable, porque en aquellos tiempos era lo nuevo, lo mejor, para mi era lo máximo y lo más importante “yo lo tenía”, y por lo tanto, me trascendió, a tal punto que sigo teniendo el celular, lo sigo conservando (y sigo comprando celulares).

Es a partir de esta experiencia que puedo decir, que el teléfono celular, a pesar que es una tecnología que es útil, y como tal en su momento la tuve y (en la actualidad la tengo), me doy cuenta que es cierto que los medios de comunicación influyen sobre nosotros: sufrimos la alienación (deshacer la personalidad de un individuo) a partir del momento en que nos volvemos consumidores, y en el momento en que aspiramos a más y más cosas. Por ejemplo, en el año 2000, yo tenía el celular, pero al siguiente año, ya tenía el modelo siguiente, y así sucesivamente. Queremos estar “actualizándonos constantemente” (y en la actualidad sigo poseyendo distintos modelos de celulares), pues te hacen ver todas las utilidades que tiene el objeto : Las llamadas eran más baratas, el celular en su momento fue el mejor de todos, pues era moderno, fue uno de los celulares más resistentes a golpes que ha existido, tiene una excelente cobertura, dura más tiempo la batería, etc. Y a base de este discurso que emplean los medios de comunicación, en donde resalto el término “fetichismo de la mercancía” (los sujetos, son objetos), nosotros nos hacemos objetos, pues nos manejan con la finalidad de consumir, y observo que a partir de esta tecnología, se ha logrado, la comunicación entre países, algo que nunca me hubiera imaginado, ya que nos podemos comunicar a grandes distancias (México- Alemania), pero en la actualidad esta tecnología sigue avanzando y sigue sorprendiéndome más, y es probable que siga comprando más celulares en el futuro.

Elisa Lucina Ramírez Ruíz (Estudiante de la Licenciatura en educación, 18 años).

sábado, 4 de diciembre de 2010

Barbies



Esta imagen para mí representa los distintos modelos de Barbies que existen, ya que cada año van saliendo nuevas y distintas Barbies como lo son: Barbie fashionista, Barbie doctora, University Barbie, Princesas Barbie, etc.

Esta imagen representa para mí el inicio del capitalismo, ya que entró a mi vida en la etapa de mi infancia, en el año de 1999, cuando yo tenía 8 años, puesto que yo quería tener una Barbie, pero para poder tener una, yo necesitaba dinero y pues como no lo tenía, en ese época, se la pedí a los reyes magos, pero no me la llevaron. En ese año, los reyes magos me llevaron un Nenuco con un juego de té, y por ello, me enojé, pero mis padres me dijeron que los reyes no me habían podido traer la Barbie a causa de que, supuestamente, el rey mago que me llevaba a mí mis juguetes era el más pobre, por ello, no le podían llevar a todos los niños lo que pedíamos. Para esto, yo aún quería mi Barbie, entonces pedí a mis padres que me compraran una, pero ellos no me la compraron. Entonces, yo empecé a buscar la forma en cómo conseguir dinero para comprarla. Todos los días le pedía a mis padres dinero, pero no siempre me daban, me decían que para darme dinero primero tenía que hacer mi tarea y estudiar, por ello, yo siempre trataba de hacer todas mis tareas y estudiar mucho para que me dieran dinero y poder comprarme una Barbie. Después de un tiempo, alcancé a ahorrar para comprarme una. Pero luego vino lo peor, ya que en la televisión vi unos nuevos modelos de Barbie, y yo los quería, y me pasó lo mismo: tenía que ahorrar dinero para comprarlas. En ese tiempo, mis padres me decían que mejor ahorrara para otras muñecas más baratas, pero yo no quise, a causa de que veía que esas Barbies estaban de moda: varias de mis compañeras de la escuela las tenían, cada ratito pasaban anuncios de ellas. Entonces, yo seguía estudiando mucho para poder obtener buenas calificaciones para que mis padres me siguieran dando dinero, pero ya no era lo único que hacía para obtenerlo, sino que me ponía a ayudarle con el quehacer de la casa a mi mamá, solo si me daba dinero. De igual forma, si mis hermanos necesitaban algo de la tienda o cualquier otra cosa, yo les ayudaba o salía a la tienda en vez de ellos, solo con la condición que me dieran una recompensa, pero claro, yo sólo aceptaba dinero.

De esta forma fue como el capitalismo entró a mi vida, ya que todo lo que hacía, era sólo para obtener dinero, para poderme comprar y seguir comprando todas las distintas Barbies que iban saliendo al mercado.

Gabriela Torres García (Estudiante de la Licenciatura en educación, 18 años).

Zapatos Tenis



Esta imagen es representativa de mi estrecha relación con el calzado deportivo, al contener muchos modelos. Para empezar, los zapatos deportivos son definidos como un tipo de calzado, fabricado generalmente en piel o lona y con suela de goma, que pueden atarse mediante cordones o con velcro. Estos fueron diseñados originalmente para la realización de algún deporte, aunque hoy en día muchas personas, especialmente jóvenes, los usamos como calzado habitual. Yo pienso que actualmente todas las personas estamos inmersas de alguna u otra forma en el mundo capitalista, de forma personal considero que el capitalismo me ha acompañado toda mi vida. Cuando era pequeña lo hacía de forma indirecta, a través de mis padres cuando me compraban ropa y/o juguetes, aunque claro, en ese tiempo, no tenía ninguna conciencia sobre el sistema económico al que estábamos contribuyendo. Siempre me había dado igual el uso de tenis o zapatos, sé que tenía que usarlos de acuerdo a la ocasión, pero en realidad, no me interesaba si tenían algo en especial. No recuerdo exactamente cuál fue el detonante para que comenzara a interesarme por los tenis, fue aproximadamente en el año del 2003, a la edad de 12 años. Supongo que el medio que ayudó para ese cambio fue la televisión, debido a que en la época de secundaria, al terminar las tareas escolares, me la pasaba el resto del día frente al televisor, que por cierto, es un gran influyente para adentrarnos en el capitalismo. Los primeros tenis que me gustaron y tuve fueron unos marca CHARLY, ya no recuerdo el color, y aunque yo no los compré. A partir de ahí, los tenis me encantaron, no me interesaba el color ni la marca, solo el hecho de que se vieran bien. Hasta mis 15 años, únicamente me encargaba de pedírselos a mis padres, incluso llegue a tener 7 u 8 pares al mismo tiempo. Obviamente, no los usaba, pero terminaban rotos o yo los rayaba. Al ver esto, mis padres decidieron que si quería romper las cosas, primero me tendrían que costar. A partir de ahí, dejaron de comprarme tenis, así que yo sola comencé a ahorrar de lo que ellos mismos me daban para gastar en la escuela y así juntar dinero (el cual básicamente seguía siendo de ellos), de esta forma compraría más tenis. A veces, sentía que era algo absurdo pero trataba de autoconvencerme de lo contrario. Eso de juntar dinero y comprar tenis no duró mucho. Después de unos cuantos meses, me olvidé de tener tantos tenis, decidí prácticamente usar los que ya tenía y así, prácticamente, mi primer contacto con el capitalismo concluyó.

Beatriz Sánchez Tirzo (Estudiante de la Licenciatura en Educación, 19 años).

El trabajo de mi mamá



Esta imagen para mí representa el capitalismo ya que (aunque esta fotografía no es de mi mamá) me recuerda que hace unos años atrás, siete para ser exactos, mi mamá trabajaba en la primaria donde yo asistía como personal de intendencia, y ahí me di cuenta de cómo los que tienen “el poder” tratan a las demás personas que están trabajando para ellos. Me pude dar cuenta de cómo la directora de la escuela trataba a mi mamá, ya que la mandaba a limpiar baños (de alumnos y maestros), barrer y tener en orden 10 salones, atender la puerta de la escuela y aparte atender a la directora en sus necesidades personales (como comprarle y llevarle la comida) y estar al pendiente de lo que necesitaran los maestros. Todo esto la ponían a hacer por el poco sueldo que le daban, 300 pesos a la semana, que en esos tiempos nos ayudaba a comprar la comida y medio sobrevivir.

Ella viendo y viviendo esta situación me insistía mucho, y lo sigue haciendo, en que estudie mucho para que no pase por lo que ella tuvo que pasar y ahora me puedo dar cuenta de que, en ese momento, entró a mi vida el capitalismo, ya que me di cuenta de qué papel tiene el proletariado o trabajador en la sociedad ya que siempre va a trabajar por un sueldo, como mi mamá, y pude tomar conciencia de mi clase que es la clase media. Pero, al mismo tiempo, pienso que, como dice mi mamá, la educación es una herramienta muy importante en la vida de los seres humanos ya que ésta nos brinda la posibilidad de sobresalir, si bien no para poder llegar a ser de la clase alta, sí para poder tomar conciencia de nuestra situación y tratar de cambiarla y sobre todo para poder tener un “buen” trabajo y una vida cómoda por así decirlo.

Nallely Álvarez Pérez (Estudiante de la Licenciatura en Educación, 18 años).

Barbie



Recuerdo más o menos que a la edad de 5 años, el 6 de enero de 1996, los reyes magos llegaron a mi casa, y en esa ocasión me trajeron una Barbie. Esta muñeca me gustaba mucho porque veía como las promocionaban en la televisión, donde también tenía accesorios de belleza con los cuales se podían peinar, maquillar, cambiar y además a veces también incluían: su recamara, su cocina etc. También, en Tenango del Valle, ciudad donde vivía, vendían otras muñecas parecidas en los puestos de juguetes, pero eran de plástico no muy resistente y nada más se doblaban, y esas a mí no me gustaban pues yo quería y pedía una Barbie. Esta era de un material resistente y me duraría mucho tiempo, pero tenía un problema: venía sólo con un vestido, lo cual a veces me aburría porque no tenía otra ropa para cambiarla. Entonces, esto me hizo investigar en la plaza si vendían ropa para las muñecas y así fue. Recuerdo que cada vez que me regalaban 2 o 3 pesos los iba juntando, y cuando llegaba el día domingo, iba con mi mamá al mercado para aprovechar y comprarle zapatos, vestidos, bolsas, ligas y cepillos de peinar.

Así jugaba con más gusto, aunque claro, llegaba el momento en que perdía lo que compraba, de esta manera entro en mí esa necesidad de tener dinero y guardarlo para cuando llegara el fin de semana, poder comprar lo que le hacía falta a mis muñecas.

Elizabeth Almeida Mendoza (Estudiante de la Licenciatura en Educación, 19 años).

Tazos de Sabritas



Dentro de nuestra vida cotidiana, encontramos presente al capitalismo, desde el momento en el cual ponemos en práctica la económica entre vendedores y compradores.

La mayor parte de mi vida he fungido como una compradora más que una vendedora o productora.

El modo en el cual el capitalismo entró en mi vida fue mediante algunos productos los cuales tenían mayor demanda, estos son los productos derivados de la empresa Sabritas. La razón por la cual lo adquiría iba más allá del producto, lo consumía principalmente por los premios que traía dentro, es decir los famosos tazos.

Estos productos se comenzaban a convertir en una moda entre los niños desde el kinder hasta la secundaria, pero más que adquirirlos por el contenido comestible era por aquel plástico para que se pudiera jugar con los demás niños; además quienes más tuvieran de esos tazos, más tenían la oportunidad de ganar contra otros niños y por qué no ser aceptado en algún lugar.

También, puedo recordar como este suceso me movió a poder hacer algunas actividades para que los pudiera conseguir, podía desde solamente pedir dinero a mi familia, el no comer en la escuela o no comer cosas sanas, hasta el grado de vender aguas de sabor, con el propósito de poder tener dinero para comprar los dichosos tazos.

Después, no solamente queríamos adquirir los tazos solamente sino también, otros productos que la empresa comenzó a lanzar como los porta-tazos.

La razón por la cual también lo hacíamos o hacía era por que además de que el simple plástico era una moda, las imágenes las cuales estaban grabadas lo estaban también, en ese tiempo recuerdo aún que los lanzaron con las imágenes de la caricatura de “Pokemón” y pues no solo era un personaje, sino eran más de cien.

Otro de los detalles de esto es acerca de las ediciones de los tazos, pues había de metal, algunos clásicos, los mega-tazos, tazos cristal, etcétera. Lo enloquecedor de esto era que algunas ediciones se encontraban en productos más caros que otros, en especial los mega-tazos y los de metal.

Myriam Mejía García (Estudiante de la Licenciatura en Educación, 18 años).

Chivas del Guadalajara



Esta imagen representa para mí la entrada del capitalismo en mi vida, ya que todo empezó cuando vi la final del clausura 2004 del fútbol mexicano disputada por los equipos Pumas y Chivas Rayadas del Guadalajara, el día 13 de junio de dicho año, del cual sólo vi los últimos 15 minutos del tiempo regular del partido, sin embargo eso fue suficiente para que el fútbol me comenzara a interesar. Yo me quedé a ver el partido con mi papá, que fue la persona que me dijo que lo viera, cuando terminaron los 90 minutos del tiempo regular del partido los dos equipos estaban empatados con un marcador de 0-0, por lo cual tuvieron que definir el partido por la serie de penales. Para ese momento, ya estaba interesada en el fútbol y especialmente, en el equipo de las Chivas, porque me gustó mucho la forma en que se entregaron, a pesar de que no tenía ni la menor idea de lo que era el fútbol. Ya en los penales, ganó el equipo de los Pumas con un marcador de 5-4. A partir de ese momento, me interesé de una manera muy singular en el fútbol aunque yo lo consideraba un juego solo para hombres; especialmente en el equipo de las Chivas, con lo cual empecé a investigar todo lo relacionado con ellos, con lo cual también me inserté en la compra de toda clase de objetos que encontraba de ellos. Lo que más compraba era la revista oficial del equipo que era una versión que salía cada mes, por lo que yo ahorraba todo lo que me daban mis papás para poder comprarla. Después, no sólo fue la revista, fui encontrando objetos alusivos al equipo que no me servían para nada, sin embargo, yo los compraba, especialmente si encontraba a algún futbolista que me interesara.



Con el interés hacia el equipo y los jugadores, empecé a seguir a la Selección Mexicana de Fútbol, ya que en el año 2005 estaban en las eliminatorias para el Mundial de Alemania 2006, y en ese momento el equipo de las Chivas era quien aportaba el mayor número de seleccionados, posteriormente, no sólo fue seguir a la Selección, sino también a los equipos a los que le iba mi papá y mis hermanos, por ejemplo, el Cruz Azul, el América y el Toluca.

En el torneo apertura 2006, las Chivas se proclamaron campeonas del fútbol mexicano, venciendo al Toluca en su casa con un marcador de 2-1 el 11 de diciembre de 2006, con lo cual mi interés hacia el fútbol creció aún más. A este partido no pude asistir, en primer lugar por el costo de los boletos, ya que cuando el Toluca juega con un equipo de los denominados grandes, como lo son el Cruz Azul, los Pumas, el América y las Chivas, suben al doble el precio de los boletos; y como en este caso era la final del torneo, los boletos estaban aún más caros, por lo cual mi papá no pudo llevarme.

A raíz de esto, tuve que esperar un año para poder ver jugar a las Chivas en Toluca. Cuando vinieron a jugar al estadio “Nemesio Díez” del equipo del Toluca, mi papá me dijo que no tenía dinero para poder llevarme al estadio por el caso de los boletos mencionado anteriormente, por lo que yo estuve ahorrando para darle dinero y me comprara el boleto para poder asistir al partido, lo cual conseguí, y fue en parte una de mis mejores experiencias que he tenido con respecto a vivir la intensidad del fútbol en vivo, haciendo referencia al ambiente que se vive dentro y fuera de la cancha, con la gente gritando de todo para los equipos. Ese día fui al partido con mi papá, mi hermano y mi hermana, la cual también le va a las Chivas, al llegar al estadio fue un poco extraño, ya que el lugar en el que estábamos estaba lleno de gente que le iba al Toluca, y mi hermana y yo éramos las únicas con la playera de las Chivas. Para mí fue algo muy emocionante ver a los jugadores de mi equipo jugar en vivo.

Lo malo de ese día fue que a las Chivas no les fue muy bien, ya que perdieron con un marcador de 1-0, fallaron un penal y expulsaron a dos jugadores, pero a pesar de todo eso para mí fue una experiencia muy bonita.

A final de cuentas he tenido un interés hacia el fútbol y hacia varios equipos, ahora no solo del fútbol mexicano, sino de otras ligas del mundo como la inglesa, española, holandesa, italiana y alemana, el interés por algunas surgió por el hecho de que algunos futbolistas mexicanos se fueron a jugar a algún equipo del extranjero y otros por el gusto e interés hacia el fútbol.

Nayeli Jacqueline López Suárez (Estudiante de la Licenciatura en Educación, 21 años).

Álbum de estampas Barbie



Mi interés por el dinero se desencadenó cuando tenía alrededor de 11 años, y cursaba el sexto año de primaria, cuando salió el álbum de estampas para coleccionar de Barbie.

Me llamaba mucho la atención esta muñeca porque ahora que traigo los recuerdos a mi memoria, para mí, era el juguete perfecto. Todo en esta era muy bonito ante mis ojos, desde los pequeños zapatos, su ropa, hasta la enorme cantidad de accesorios. Era como el modelo perfecto de lo que quisieras ser, y naturalmente, tener todo con lo que la muñeca contaba.

La mayoría de las niñas en la escuela, y de otras con las que convivíamos en el transporte escolar tenían el álbum; junto con sus madres en la mayoría de los casos se dedicaban a coleccionarlo. Mi interés en este artículo fue tanto que gastaba la mayoría del dinero que me daban para gastar en la escuela en sobres de estampas, y como la obstinación fue demasiada, llegué a un acuerdo con mi mamá, en el que yo lavaría los trastes a cambio de dinero.

Este álbum coleccionable en especial me llamó mucho la atención, por mi gran gusto por la muñeca, por la “accesibilidad” en precio, y la emoción de ir llenando con las estampas el dichoso álbum.

A partir de ese momento, mi interés por el dinero despertó, al hacer algo de trabajo en casa a cambio de un poco de dinero extra, ya fuere para comprar estampas, dulces e incluso, juntándolo para comprar algún juguete. Desde entonces, el dinero que obtengo extra, a través del trabajo, lo gasto en caprichos que mis padres no me darían, como ropa, o un mejor celular. Así es como ingresé al mundo del capitalismo desde pequeña.

Andrea Castrejón Meza (Estudiante de Licenciatura en Educación, 19 años).

Muñeca Tití



Esta hermosa muñeca (cuando era niña me parecía hermosa porque era rubia, de ojos azules, diferente a los estereotipos de muñecas que se vendían en ese tiempo) marcó la diferencia entre tener y no tener, me mostró en mi niñez que no todos los seres humanos con solo desearlo podemos obtener lo que queremos, que existen diferentes clases sociales. También debido a ella, comprobé que los Reyes magos no existían. Cuando tenía 6 años de edad creí que portándome bien esos seres imaginarios vendrían a mi casa y me traerían la muñeca con la que soñaba, ya que por ser “magos” podrían concederme mi deseo. Todos los días al prender el televisor aparecían los comerciales con todos los juguetes que los niños podían pedirle a los reyes magos, pero el 6 de enero de 1969, al levantarme, vi con sorpresa que lo que con tanto anhelo solicite no me lo habían concedido.

Para mí, esta muñeca fue el motivo de la frustración que viví en mi infancia, y entendí que solo con la preparación, el esfuerzo, el ahorro y la lucha constante podría obtener lo que yo quisiera, vivía en un mundo donde los que tienen dinero pueden comprar lo que se les antoje y yo por ser pobre no podía tener mi muñeca.
En casa la educación fue muy estricta, las niñas no podían jugar con los niños porque era malo, y menos andar en la calle porque te llamaban “chamaquita callejera”. Fui educada para cuidar el buen nombre de la familia y realizar quehaceres propios de niñas, por lo tanto no podía jugar futbol, yo-yo o trompo, “eso es cosa de hombres” siempre escuchaba decir a mi madre, por eso solo jugaba a la comidita, a la mamá que cuida a sus muñecas y las regaña por portarse mal.

Los reyes magos siempre me traían juegos de té, cazuelas y metate o una muñeca que no hacia ninguna gracia; por eso cuando yo vi por primera vez a Tití: la mamá arrulladora en la televisión quise tenerla conmigo. La diferencia de edades que hay entre mis hermanos y yo es mucha, yo crecí sola, jugaba sola e incluso salía al patio de mi casa a gritarles a los aviones que me trajeran una hermanita para jugar (mi mamá decía que los aviones traían a los niños), es por ello que deseaba tener esa muñeca, porque además mecía a su bebé y caminaba, pensaba que sería una buena compañía para mí.

Mi papá no me dejaba jugar con mis primas, su frase que siempre me decía cuando le pedía permiso para salir era “entre los parientes y el sol entre más lejos mejor”, si con las primas no me dejaba ir, mucho menos con las compañeras de escuela; recuerdo mucho que yo le decía: “papi me das permiso de ir con mis amigas a jugar”, el repetía “el mejor amigo es un peso en la bolsa” y que si no tenía nada que hacer que me echara a dormir.

Además quería presumirles a mis primas, a mi al menos me traían los reyes un juego de te porque fui la mas chica de cinco hermanos y a ellas no les traían nada porque eran doce de familia. Sin embargo, por ser yo la menor, me compraba lo que estaba dentro de sus posibilidades, siempre recuerdo que yo quería usar zapatos de hule para meterme a los charquitos de agua y no lo podía hacer porque usaba zapatos “Canadá” y mis primas siempre usaron zapatos de hule y ellas si brincaban en los charquitos de agua ¿Qué cosas no? Nunca estamos de acuerdo con nada.

Ya que en este mundo existen personas que tienen más y otras menos, los que poseen los medios de trabajo y quienes ofrecen la fuerza de trabajo, los medios de comunicación siempre nos bombardean con los productos que ofrecen y nos volvemos consumistas y vivimos en un círculo vicioso, acaparando muchas cosas que ni falta nos hacen, pero como vivimos en un mundo capitalista creemos que adquiriendo bienes y servicios somos mejores que otros.

Maria Magdalena Coronel Cotonieto (Estudiante de la Licenciatura de Educación, 49 años).

Nokia 1208



Mi primer celular me lo regalaron mis papás cuando yo cumplí 15 años, esto fue en el año 2006. Mi primer teléfono fue un Nokia modelo 1208, de la compañía Telcel, era negro, no tenía nada de lo que hoy en día tienen los celulares (cámara, internet, mensajes multimedia, radio, Mp3). Antes de tener mi teléfono yo sólo utilizaba el celular de mi hermana, pero a partir de que tuve mi propio teléfono, me volví dependiente del celular: tenía que ponerle saldo, no compraba algo que necesitaba, como comida, agua, dulces e incluso copias para la escuela. Son cosas pequeñas pero que necesito más que el saldo en mi celular. Además de esto, no le se dar el uso adecuado, por ejemplo; con el novio, amigas, familiares.

Hasta la fecha, sigo teniendo teléfono (aunque no es el mismo), y mientras más pasa el tiempo, me vuelvo más dependiente de él, para poder estar en contacto con mi familia.

La verdad, es una tecnología muy importante y útil, pero no es necesario dejar de comprar algo que realmente se necesita, como comida para el camino, cosas personales; para ponerle saldo a un teléfono, cuando a ese dinero utilizado en el crédito, le podemos dar un mejor uso.

A mí me gustaría dejar de consumir tanto en el teléfono ya que no lo utilizo solamente cuando lo necesito, en ocasiones sólo gastó mi saldo en tonterías, esa es una forma de incrementar el capitalismo, ¨haciendo, más ricos a los ricos¨.

¿Volvernos dependientes de una cosa material?, ¿para que? Para gastar el dinero que no tenemos e incrementar la lucha de clases, la desigualdad, realmente no es la mejor opción.

Injusticias, miserias, luchas de clases, libertad sin libertades, poder. Esto es el resultado de un modelo económico capitalista. En donde la injusticia, la dependencia de las cosas materiales, y la desigualdad es cada día más evidente.
¿Libertad? No la tenemos, las opciones que se nos presentan, solo son las que quieren que elijamos, solo conocemos, las que le conviene al sistema que conozcamos. Eso no es libertad, y si seguimos consumiendo, pagando un servicio telefónico caro e innecesario, que con un teléfono sencillo, se pueden satisfacer nuestras necesidades, pero peor a un compramos un celular que no podemos pagar, y si lo adquirimos es en pagos, o dejando de comprar algo realmente necesario.

Yesenia Vieyra Díaz (Estudiante de la Licenciatura en Educación, 19 años).

Nokia 1220



Este es un teléfono Nokia modelo 1220, yo escogí esta imagen debido a que fue mi primer teléfono celular. Para mí, el capitalismo empezó a surgir en mi vida desde que yo tenía 14 años o quizás antes, pero considero que esta imagen es la que más ha influido en mí ya que representa como ha predominado el capitalismo sin pensar que somos parte de él. Esto quiere decir que estamos inmersos en este fenómeno pero que quizás no nos hemos puesto a pensar qué tanto influye en nuestros días.

Como decía anteriormente, a la edad de 14 años, obtuve este celular, pero antes de esto, a la edad de 11 años, algunos compañeros de la escuela ya tenían un teléfono celular. Entonces yo también quería tener uno, pero después me di cuenta que no contaba con los recursos económicos para obtener un celular y mis padres pues tampoco, para ellos no era una prioridad.

Pasó el tiempo, y cuando cumplí 14 años, trabajé en el CONAFE, pero como ya tenía otras prioridades en que usar mi dinero, no contaba con que tardaría mucho más en comprármelo, pero que era necesario para mí, para comunicarme, debido a que me fui a trabajar lejos de casa, y fue así como mi papá me regaló este celular que me llenó de mucha alegría porque por fin ese deseo de llegar a tener un celular se había cumplido.

Pero el hecho de tener este celular fue contradictorio: no nada más bastaba con tenerlo, sino que había que ponerle crédito, y en ese tiempo, no era como ahora que se le puede meter una recarga mínima de 20 pesos, sino tenía que comprar una ficha de 100. Era un poco complicado mantenerlo, así que tenía que ahorrar el crédito. Aún así no me importó y cada vez gastaba más en fichas. No sólo quedó ahí el asunto de este celular sino también se vio reflejado en lo que vivimos día con día, ya que los medios de comunicación influyen en nosotros: existe un avance tecnológico que hace que estemos al día con la tecnología, es por ello que, desde este aspecto, tuve la necesidad de renovar este teléfono celular por otro más reciente y, hasta la fecha, cada que sale un teléfono nuevo que me agrade, hago todo lo posible por ahorrar dinero para comprarlo. A consecuencia de esto, tuve la necesidad de recargar y recargar tiempo aire, algo que implica gastar y gastar dinero. Es así como el capitalismo influye en mi vida en el aspecto de los celulares.

María de Lourdes Arcadio Toribio (Estudiante de la Licenciatura en Educación, 21 años).

Barbie Rapunzel


La primera vez que recuerdo que el capitalismo apareció en mi vida fue cuando por primera vez los Reyes Magos me trajeron una Barbie Rapunzel. Sin darme cuenta, me estaba metiendo en algo que terminaría por dominarme. Recuerdo que hice de todo para merecerme esa muñeca: tanto me gustó, que ya quería tener en mis manos todas las que veía en los aparadores de las tiendas; se las pedía a mis papás, pero la respuesta era siempre que estaban muy caras, que era pagar mucho dinero por una muñeca. Entonces, empecé a ir al negocio de mi padrino, una refaccionaria, le ayudaba a acomodar todas las refacciones que le llegaban. Para ese entonces, tenía 8 años, y lo que me pagaba semanalmente eran como 50 pesos, eso junto con lo que me daban de domingo que me daba mi papá (otros 50 pesos) me logré hacer de mi segunda muñeca. A mis papás se les hacía muy raro que no me gastara para nada lo que me daba mi padrino y el dinero de papá, pero para antes de mi cumpleaños (agosto/septiembre), me compré dos cosas: una muñeca Barbie que tenía aroma a fresa y de una de salón de belleza con bastantes accesorios.

Mis papás me preguntaban que si, para regalo de cumpleaños, ya no iba a querer nada, y yo les contestaba que sí, que quería un camper de lujo para Barbie, ese lo vi en la Jugueteria TONY y me encantó, así que convencí a mis papás para que me lo regalaran.

Y así, con el tiempo, me pude hacer de la colección de Barbies que ahora tengo, en total veinte muñecas y un Ken; tres carros de Barbie: un beetle, la limosina y el camper de lujo.

De pequeña, no entendía el significado del dinero, ni de cómo este influía tanto en nuestras vidas, pero con el tiempo, me he hecho de experiencias que me han servido para darme cuenta del valor que tiene ese gran poderoso es señor don dinero.

Sharon Patricia Ortíz Chávez (Estudiante de la Licenciatura en Educación, 18 años).

Nintendo + Tortugas Ninja 3



Yo empecé a entrar en el capitalismo a los 6 años debido a la primera consola de Nintendo que salió. Un primo lo tenía y él lo presumía mucho ya que era hijo único, lo tenían muy consentido y le compraban todo lo que él pedía. Un día mi primo me invitó a jugar Nintendo unas vacaciones de verano y se me hizo muy padre y entretenido. Pasamos horas jugando Las Tortugas Ninja 3, y cuando llegaron mis papás a recogerme, antes de decir otra cosa les dije “yo quiero un Nintendo como el de mi primo, se los voy a pedir a los reyes magos”. Fue tanta la insistencia de mí hacia esa consola de Nintendo que lo obtuve para el 6 de enero, pero no contaba con que el Nintendo sólo venía con 2 cartuchos: uno de Mario Bros. y uno de Tetris. Yo me enojé porque no venía el juego de las Tortugas Ninja 3 que había jugado con mi primo, así que les pedí a mis papás que me compraran ese juego y no me lo compraron de inmediato. Entonces, yo insistí mucho por tener ese juego y fue el 30 de abril de ese mismo año cuando me compraron el juego de las Tortugas Ninja 3. Cuando lo vi me puse muy feliz ya que había obtenido lo que quería y me pasé jugando todo el día ese juego. No tenía noción de lo que estaba haciendo, ya que no entendía que el capitalismo influye muchísimo en nuestra vida diaria, ya que todos estamos inmersos en ese orden social y económico, le damos importancia a otras cosas que quizá para la gente de tiempos pasados no fueron sus prioridades, porque esas personas tenían otros intereses al de los nuestros. En parte es bueno este orden, pero en parte malo, porque nos interesa tener lo último en moda y tecnología y nos preocupamos más por eso que por otras cosas más importantes como en este caso cuidar el lugar donde vivimos o la educación en éste caso de nuestro país.

Ricardo Antonio Ortiz Osorio (Estudiante de la Licenciatura en Educación, 20 años).

Estuche de maquillaje Princesas Disney



Este estuche de maquillaje con brillo labial y sombras marca Disney que vi un día en el centro comercial dio pie al desarrollo del capitalismo en mi vida. Cuando era pequeña, me fascinaba todo lo relacionado con las Princesas de Disney especialmente una de ellas que se llama Cenicienta, pues ella es bonita, noble, carismática y sensible, y a pesar de todos los sucesos terribles que pasó con su madrastra y sus hermanastras en la película animada, al final, se casó con un príncipe muy guapo y vivieron felices para siempre. Me identificaba mucho con ella pues soñaba con un “felices para siempre”, creía que con el simple hecho de peinarme y maquillarme con el estuche de maquillaje Disney ya iba a formar parte de las princesas de Disney, ya iba a ser una de ellas. Recuerdo que le pedía a mi mamá la mochila, lapicera, goma y todo lo relacionado de las princesas de Disney, pero ella no podía proporcionarme todo. Entonces, yo empecé a ahorrar lo que me daban de mis domingos para comprarme el estuche de maquillaje de Disney. Cuando estaba en la primaria, el dinero que me daban para gastar en comida o en lo que necesitara no lo ocupaba para eso, sólo compraba calcomanías, estampas y chicles de Princesas de Disney. De esta manera, así fue mi primer encuentro con el capitalismo.

Sandra Elizabeth Díaz Colín (Estudiante de la Licenciatura en Educación, 18 años).

Sony Ericsson W300



El capitalismo entró a mi vida desde el momento en que vi el reproductor de mp3 Samsung de mi amiga de la escuela secundaria, y yo quería un reproductor de mp3 como el de ella para escuchar música. Pero mis padres me reglaron algo mejor que eso: me obsequiaron un celular Sony Ericsson W300 el día 6 de julio del 2006 cuando yo salí de la secundaria. Es por eso que recuerdo el día exacto, pues no puedo olvidar el día de mi graduación. Para mí fue una gran sorpresa ver el regalo de mis padres ya que era algo que tenía en mente pedir, pues, en ese entonces, traer un celular estaba de moda en las escuelas y hasta cierto grado te hacía ver popular.

Por otra parte, en la elección de este celular, tuvo que ver mucho la decisión de mi hermano, pues él sabía que mi interés por un celular era tan grande, entonces optó por el modelo W300 de Sony Ericsson, pues analizó las funciones que este contenía y dedujo que era lo que yo buscaba: este celular contaba con cámara fotográfica y de video, y memoria de 256 MB, las cuales me servirían para poder guardar mi música favorita, además de contar con manos libres y/o audífonos. Recuerdo con claridad que este celular era uno de los mejores que sacó la línea de Sony Ericsson. Pero, de acuerdo a la historia detrás de este celular, me di cuenta que el capitalismo había entrado como parte de mi vida, ya que desde que lo tuve en mis manos me hice muy dependiente de él. Es decir, yo tenía y sigo teniendo la idea de que del dinero que mi padre me da, cierta cantidad debo de apartarla para poder comprar tarjetas de tiempo aire, o como ahora lo es, ahorrar para una recarga de 20 o 30 pesos, aunque no siempre ahorro y que con tal de tener crédito o tiempo aire, me abstengo de comprar cosas (comida, artículos de belleza, frituras, etc.).

Tengo que reconocer que ahora el celular es una parte importante de mi vida, no debería ser así pero sé que sin mi celular perderé comunicación con amigos que no son tan usuales en las redes sociales (internet, messenger, etc.) y que sólo por mensajes puedo comunicarme con ellos. Por lo tanto, el uso del celular es algo que ahora ya no puedo remplazar. Aunque, claro, he cambiado el modelo del celular pero no la línea de Sony Ericsson porque hasta para eso no quiero cambiarla ya que siento que esta tiene el mejor audio y algunas otras aplicaciones que me agradan mucho.

Edna Tanya Sánchez Aldama (Estudiante de la Licenciatura en Educación, 18 años).

Barbie



El capitalismo entró en mi vida cuando apenas yo era una niña y tenía aproximadamente 8 años. Esto fue como en el año 2000. Recuerdo que cuando veía la televisión pasaban comerciales anunciando los productos de la muñeca Barbie, donde aparecían niñas jugando con esta. Yo veía que la pasaban genial, en especial, en el comercial donde pasaba la Barbie con un vestido rosa el cual era corto y se hacia largo. Desde entonces, me empezaron a llamar la atención las Barbie ya que se me hacían muy lindas; yo decía que quería ser igual de bonita que ellas cuando fuera grande.

Lo primero que hice fue pedirles una Barbie a mis papás cosa que no conseguí. Recuerdo que mi primera Barbie fue una que mi hermana ya no quería. En mi primaria vendían accesorios y ropa para Barbie, lo que yo hacía para obtener la ropa y los accesorios de Barbie era no gastarme el dinero que me daban mis padres para gastar en el descanso; en la salida. Recuerdo que lo primero que hacía era comprar la ropa y los accesorios. Mi mamá me regañaba porque no me compraba nada para comer, me decía que mi dinero sólo me lo gastaba en cosas innecesarias, pero entre mas ropa de Barbie tenía más quería. Recuerdo que, después, empezaron a salir los coches de Barbie y yo quería uno. Para obtenerlo, ahorraba lo que me daba mi papá para gastar. Ya cuando logré comprarme el carro de Barbie, ahorré para obtener mi propia Barbie. Recuerdo que yo la quería de la marca Mattel, porque decía que esas eran las más bonitas, porque yo las veía en la televisión y se las veía a mis amigas. Después de obtener mi Barbie, quería tener todo lo referente a ella.

Creo que en esta parte de mi vida que fue la niñez entro el capitalismo, que desde entonces ha estado presente en mi vida.

Yesenia Camacho Lara (Estudiante de Educación, 18 años).

Micro Hornito



Según mi criterio, y a la visión histórica que tengo hacia el capitalismo en México, si mal no lo recuerdo, fue alrededor del año 1998, cuando llegó a mis manos el micro hornito de la marca Mattel; el cual se anunciaba en la televisión, con famosísimo eslogan de “el hornito con el cual puedes hornear tus propios pasteles, como los de mamá”, en el cual salían dos niñas bonitas con vestidos rosas, mostrando deliciosos pasteles, los cuales ni siquiera salían como ellas los mostraban: con el betún, las chispas de chocolate, el granillo, las chispas de colores, etc. La verdad, al principio me aferré tanto al dichoso hornito, primero porque lo veía en cada comercial en la TV, lo escuchaba en la escuela, mis amigas lo comentaban, mis primas ya lo querían, etc. Fue entonces que se los pedí a los reyes magos y me lo trajeron por suerte, aunque como ya mencioné no era lo que yo esperaba pero, en fin, creo que después me hice una compradora compulsiva, ya que no me gastaba el dinero que mi mamá me daba para gastar; para comprar más harina, moldes, etc. Fue entonces cundo el capitalismo se introdujo a mi mundo: ya no dependía solamente de mí, sino de comprar y comprar. Hasta me enojaba cuando no me daban dinero mis papás porque de ello dependía comprar los repuestos para el hornito. Es en, ese momento, cuando yo, una niña de escasos 8 años, estaba ya dentro del mundo del capitalismo.

Mara Socorro Garay Piña (Estudiante de la Licenciatura en Educación, 18 años).